Ulpiano Checa: el pintor que idolatró el cine

Ulpiano Checa está considerado como “gran maestro del dibujo” por el Museo Boijmans de Rotterdam, presentándolo junto a otros maestros españolas de la talla de Goya, Murillo, Alonso Cano o Velázquez en la exposición “Spanish Master Draw (1500 – 1900)“. En cambio, en España es el gran desconocido.

Nació en Colmenar de Oreja (Madrid) en el año 1860, y falleció en Dax, Francia, en 1916. Nació en una calle llamada, “de las Damas”, que desapareció a día de hoy en favor de llamarse como el talentoso pintor. Desde pequeño comenzó su andadura en el mundo del arte, aunque hasta los trece años no viajó a la capital junto a José Ballester, propietario del célebre Café de la Concepción madrileño. Este, conociendo el talento del pequeño Checa, lo llevó junto a Luis Taberner, un artista de reconocido prestigio en el Madrid de la época. Ballester alojó a Ulpiano en su propia casa y se convirtió en su mecenas, pagando todos sus estudios y manutención desde 1875 hasta 1884.

Estudió, primero, en la Escuela de Bellas Artes y Oficios, para más tarde acceder a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando hasta el año 1880. Ya en su época como estudiante obtuvo tres reconocimientos: perspectiva, dibujo de lo antiguo y ropajes, y teoría e historia de las bellas artes; al igual que dos becas para realizar pintura de historia, su punto fuerte. Poco después estuvo trabajando junto a Pablo Gonzalvo, profesor de la Academia, hasta el año 1884.

Se marchó a Roma, como pensionado en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, y comenzó su carrera como ilustrador con la revista La Ilustración Española y Americana, y decoró una vez en Madrid junto a Manuel Domínguez el Palacio de Linares y la Basílica de San Francisco el Grande.

Cuando termina su pensionado en Roma, marcha a París, participando en el Salón de los Campos Elíseos con su obra El rapto de Proserpina. París le gustó: era el epicentro cultural europeo de la época, y en 1889 se estableció definitivamente allí, participando en la Exposición Universal con En la iglesia, obtuviendo la tercera medalla. Tan solo un año después contraía matrimonio con Matilde Chayé, viajando desde entonces a menudo a Bagnères de Bigorre, localidad de los Pirineos donde vivía la familia de su mujer.

Ulpiano Checa

CHECA, ULPIANO. El rapto de Proserpina.

No tuvo problemas en su vida, no a nivel económico: su ocupación, su ritmo de vida y su posición económica le permitieron viajar por todo el mundo de manera asidua. En 1890 presentaba Carrera de carros romanos consiguiendo la tercera medalla del Salón de los Campos Elíseos, y en 1891 era galardonado con la Orden de Carlos III por el gobierno español. Acudía de forma habitual al Salón de París, Lyon, Montecarlo, Rouen, Angers o Burdeos, así como a Barcelona, San Sebastián, Buenos Aires, Montevideo, Atlanta o Río de Janeiro. Su primera exposición individual se hizo esperar: no ocurrió hasta 1895, cuando presentó sesenta obras en Georges Petit.

Ulpiano Checa

CHECA, ULPIANO. Carrera de carros romanos.

Fue a partir de 1897 cuando comenzó a trabajar más allá de la pintura. Realizó ilustraciones para Espagne. Le Généralife. Sérénades et Songes de Zacharie Astruc, y realizó la publicidad de los baños termales de Bagnères de Bigorre. Pintó, también, dos murales del presbiterio de la parroquia de Santa María la Mayor.

“Checa fue una máquina de producir y de vender arte, de tal manera que participó en todos los salones de París, trabajó con las más prestigiosas galerías. Pero, a la vez, modeló, grabó, fotografió, hizo vestuarios y escenografías para producciones teatrales (el ‘Quo Vadis’ de Sienkiewicz), ilustró libros (como el ‘Tabaré’, de Juan Zorrilla de San Martín), realizó carteles publicitarios (‘Andalucía en tiempos de los moros’, de la exposición Universal de 1900, por encargo del gobierno francés) y protegió su obra con el ‘copyright’, después de haber vendido los derechos para su reproducción en tarjetas postales que circularon por todo el mundo”. Ángel Benito.

En sus cuadros podemos encontrar contenidos algunos de los fotogramas más famosos de la historia del cine, dado que su pintura de carácter historicista inspiró a grandes del cine como Cecil B. de Mille y Fred Niblo (Ben-Hur entre otras, inspirada en Carrera de carros romanos, inspirado a su vez en la novela de Lewis Wallace). Inspiró el cine de Hollywood, mientras en España le hemos mantenido como un gran desconocido, como hizo con Vinicio corriendo hacia Roma en llamas, inspirado en Quo Vadis de Sienkewicz, y a su vez El barranco de Waterloo, de Los Miserables de Víctor Hugo. Los últimos días de Pompeya fue la inspiración de Mario Bonnard, habiendo estado previamente inspirado en la novela de Edwar Bulwer-Lyton.

En 1900, publicó su Tratado de perspectiva, ganó la medalla de oro de la Exposición Universal de París con Los últimos días de Pompeya. Trabajó, además, con Jules Chéret, Étienne Dinet y Edmond Grasset, y decoró la cúpula de la estación de tren de Lyon en París.

Después, en 1901, diseñó el vestuario de Quo Vadis? en París. Después, en 1902, realizó un viaje por Argentina y Uruguay durante varios meses, conociendo a Juan Zorrilla de San Martín en Montevideo, ilustrando su libro Tabaré a raíz de este encuentro. En 1910 enferma por uremia, y su producción comienza a descender. Sus últimos años los pasó en Bagnères de Bigorre, para por fin estar en Dax, donde falleció en 1916.

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