Virgen con Niño, una atribución a Murillo: esta es su historia

“Informe sobre una pintura realizada sobre lienzo (107 x 84 cm.) que representa la Virgen con Niño, obra que puede considerarse como perteneciente a la labor pictórica de Bartolomé Esteban Murillo, estando realizada hacia 1660″.

Así comienza el informe de Enrique Valdivieso González, Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, sobre la atribución a Murillo que se presenta estos días en la sala de subastas sevillana de Isbilya. El informe fue realizado en diciembre del año 2012, a petición probablemente de los propietarios de la obra. Podemos ver como Valdivieso señala que hay un original del mismo tema en una colección privada de San Francisco, en Estado Unidos, que previamente estaba Norton Simon Foundation de Los Ángeles. Señala también que existen dos diferencias entre ambas obras: el rictus de los labios de la Virgen, entreabiertos en la versión de San Francisco, y la calidad de la conservación de las veladuras de la obra.

Precisa la facilidad para que existiesen varias copias de una misma temática, debido a que en muchas ocasiones los clientes veían una de sus obras, terminada o por terminar, y deseaban una idéntica. Lógicamente, siempre se aprecia alguna diferencia debido a que, a diferencia de los grabados, un óleo no es tan sencillo de copiar con toda exactitud. Esto lo comenta Don Diego Angulo, en su monografía de Murillo del año 1981, precisamente hablando de esta obra y sus varias versiones.

Isbilya

ATRIBUIDO A BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO (1617 – 1682). Virgen con niño. Óleo sobre lienzo. 107 x 84 cm. Precio de salida: 120.000€

Probablemente, también según Don Diego Angulo, este modelo en concreto provenga de la obra Virgen de la silla de Rafael, en el Palazzo Pitti actualmente. Lo conocería a través de un grabado que poseía la iglesia de la Caridad de Sevilla, institución con la que estaba hermanado. Cabe destacar el comportamiento entre la Virgen y el Niño, de complicidad y cariño, lejano ya de la época en la que la Virgen actuaba de mero trono para el Niño. Ambos se encuentran mirando al espectador, un recurso habitual para llamar la atención y hacer sentir a quien observa la obra que también se encuentra dentro de la misma. A nivel cromático, destaca el uso de la atmósfera neutra, verduzca, que refuerza la atención sobre las figuras, al tiempo que la leve pérdida de tonalidad del manto azulado de la Virgen, que cubre sus piernas.

Siete años antes de este informe, el profesor Ismael Gutiérrez Pastor, del Departamento de Historia y Teoría del Arte, de la Universidad Autónoma de Madrid. Realiza una descripción de la obra que coincide con el óleo que tiene entre manos Isbilya, y habla de que está realizada “según composición que se considera original del pintor sevillano del siglo XVII Bartolomé Esteban Murillo”. Según las características de la tela, el estilo, el modelo y las intervenciones que presenta, lo data como obra efectivamente del siglo XVII.

A la hora de hablar de la composición, también refleja el hecho de que se inspiró en Virgen de la Silla de Rafael, señalando a su vez la reinterpretación que hizo Ribera en 1648, cosa que también comenta Valdivieso. Y una vez más coinciden en el estilo, comentando esa benignidad de las figuras, con una relación que sobrepasa y aúna los términos del Barroco andaluz español.

Finalmente, la sitúa entre 1660 y 1665, hablando también de una posible réplica de la obra unos años después de la factura original, que sería la que actualmente se encuentra en San Francisco.

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