David Hockney

David Hockney nació en Bradford el 9 de julio de 1937. Es pintor, proyectista, escenógrafo, impresor y fotógrafo. Es posible que David Hockney sea el artista vivo británico más famoso en la actualidad y fue un importante contribuyente del movimiento Pop en la década de 1960, siendo considerado uno de los artistas británicos más influyentes del siglo XX. Sin embargo, Hockney nunca llegó a identificarse completamente con el arte pop, y no es de extrañar, ya que, su obra es mucho más rica, amplia y versátil, jugando con influencias que van desde el expresionismo hasta las técnicas clásicas.

 

David Hockney: vida y obra

Sus obras se reparten por las mejores colecciones y museos del mundo, su nombre en el cartel de una exposición arrastra multitudes. Sus incisivos retratos, vibrantes piscinas y la potencia de sus últimas obras, realizadas con tecnologías de vanguardia, revelan a un artista con una capacidad creadora que sobrevive a cualquier escuela o movimiento.

Es el cuarto de los cinco hijos de Laura y Kenneth Hockney. Fue educado en la Universidad de Bradford de Arte y en el Royal College of Art en Londres, donde, entre sus condiscípulos, se encontraban Allen Jones a R. B. Kitaj. El año 1961 supuso una inflexión en su trayectoria como artista, así como un hito en la historia del arte contemporáneo británico, en ese año la exposición “Young Contemporaries”, que reunió las obras de Hockney, Kitaj, Blake y Allen Jones, entre otros, está hoy considerada como el punto de partida del pop art británico. A él se le asociaba con este movimiento, pero sus recientes obras tenían elementos del expresionismo abstracto, parecido a algunos trabajos de Francis Bacon. Cuando el Royal College of Art le advirtió de que no podían permitir que se graduase en 1962, Hockney creó el dibujo conocido como “El Diploma” en forma de protesta. En reconocimiento a su talento, la universidad cambió sus reglas y le entregó su diploma.

Una visita a California, lugar en el que ha vivido muchos años, le inspiró a realizar una serie de pinturas utilizando pintura acrílica de colores vibrantes altamente realista. El artista se mudó a Los Ángeles en 1964, regresó a Londres en 1968, y de 1973 a 1975 vivió en París, regresando a Los Ángeles en 1978. Años después adquirió la propiedad y la expandió para incluir su estudio. Transgresor del pop art, trabajador incansable y artista explícitamente sexual, David Hockney convierte sus deseos y sus pasiones en intensas zonas de color que disparan directamente al corazón y la mente del espectador.

Hockney es abiertamente homosexual, y a diferencia de Andy Warhol, de quien se hizo amigo, ha explorado abiertamente la naturaleza del amor dentro de sus retratos. Algunas veces representa su amor por el hombre a través de sus obras como en su pintura de 1961: “Nosotros dos muchachos juntos y apegados” (We Two Boys Together Clinging en inglés), llamado así por un poema de Walt Whitman.

En 1963 pintaba hombres juntos, como en su obra “Escena Doméstica, Los Ángeles” donde uno de los hombres se baña mientras el otro le toca la espalda. En el verano de 1966, mientras daba clases en la UCLA, conoció a Peter Schlesinger, en aquel entonces un estudiante de arte que posó para pinturas y dibujos.

A partir de 2004, Hockney residió varios años en Bridlington, representando el paisaje de Yorkshire a través de acuarelas y óleos, y también mediante películas y su iPad. Este redescubrimiento del paisaje culminó en la exposición David Hockney, una visión más amplia que se mostró en la Royal Academy of Arts en el año 2012 y luego viajó al Museo Guggenheim en Bilbao. Tras la muestra, Hockney volvió a Los Ángeles, donde regresó a la intimidad del retrato, género que ha jugado un papel fundamental en su larga carrera y que continúa fascinándole.

La valentía de Hockney no se vio reducida a su vida personal, sino que abarcó también su expresión artística, donde todos se adherían a las consignas del pop art, él se decantó por una estética con reminiscencias clásicas y un punto de vista completamente personal. De la escuela pop adoptó los colores brillantes, las zonas planas, el uso de la pintura acrílica, la ironía y el descaro propios de muchos artistas de su generación. Del expresionismo, la mancha y el trazo libre; y de los clásicos, el uso del claroscuro, la línea nítida y la perfección formal.

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