18 Mar Entrevista con Javier Díaz Guardiola
Hace unas semanas tuvimos el inmenso placer de conversar con Javier Díaz Guardiola, con motivo del informe de coleccionistas españolas que ha sacado a la luz Arte Informado. Es la segunda entrevista que le dedicamos al informe “100 activos coleccionistas españoles de arte” realizado por Arte Informado
Pero no os vamos a mentir: hablamos de muchas más cosas, que podéis leer aquí o escuchar en nuestro podcast número 21. Disfrutad como yo disfruté.
Marian: Buenos días, hoy estamos con Javier Guardiola, responsable de la sección de Arte, Arquitectura y Diseño de ABC Cultural. Vamos a comentar un poquito el informe de coleccionistas de arte en España, que ha salido hace un mes. Buenos días, Javier, ¿cómo estás?
Javier: Buenos días, ¿cómo estáis?
M: Como iba comentando, hoy vamos a hablar sobre este informe. Tú ya has hecho dos artículos sobre esto, uno para tu web y otro para ABC. ¿Qué nos puedes contar? ¿Qué conclusiones has sacado al respecto?
J: Bueno, yo empezaría reconociendo la gran labor que ha llevado a cabo Arte Informado para llevar a cabo este informe. No es sencillo, son datos complicados, y creo que lo más significativo de todo es que realmente al final lo que hace es que deja por escrito y constata muchas realidades que conocíamos y sabíamos pero a las que les faltaba a lo mejor sintetizarlas o pasarlas al papel para que todos tuviéramos acceso a ello.
M: Antes de continuar hablando sobre este informe, quizás para que nuestros oyentes y lectores que no te conozcan, cuéntanos un poco sobre ti y lo que haces en ABC Cultural.
J: Yo soy periodista, siempre me defino como licenciado en Ciencias de la Información. Llevo 20 años trabajando en ABC Cultural donde coordino la sección de Arte, Arquitectura y Diseño. Luego también soy el encargado de ABC ARCO, la revista oficial de la feria de Madrid, así que dentro de nada volveremos a sacar algunos números, y luego pues como yo siempre digo el periodista es una persona curiosa, eso me ha permitido saltar al comisariado. He hecho mis pinitos sin considerarme un comisario ad hoc, si no que siempre intento tratar esta dimensión comunicativa que forma parte de mi trabajo y llevarla a otras áreas trabajando esa pulsión de periodista en otro tipo de cosas.
M: O sea, que tienes un punto de vista sobre el mundo de la cultura y del arte bastante amplio por tu profesión y tu inquietud. Hablando un poco sobre le informe, el mes pasado hablamos con el director de Arte Informado sobre este informe, pero no hablamos de coleccionistas con nombre y apellidos. En cambio, tú sí lo has hecho en tus artículos. ¿Qué nombres son los que más te han llamado la atención, por qué, y quienes creen que están tomando una función a día de hoy relevante para la cultura en España?
J: El informe deja muy claro que el perfil del coleccionista en España no es homogéneo, como en otras áreas como por ejemplo el latino. Es verdad que el tipo de coleccionismo en Latinoamérica es mucho más homogéneo posiblemente porque está mucho más afectado el propio arte en el propio, incluso digamos, engranaje económico. Aquí el hecho de que a estas alturas de la película en España nos planteemos si determinadas cosas son o no arte hace que, como bien se dice en el informe, se haga más bien un trabajo de francotirador: son personas aisladas las que llevan a cabo por amor al arte, nunca mejor dicho, tratan de materializar una pasión y un disfrute muy personal. Eso hace que tengamos un abanico muy amplio, que luego en cambio no repercute en un abanico amplio de colecciones puesto que todas son muy homogéneas. Lo que sí se puede decir es que el coleccionista español, luego si quieres damos nombres, es un coleccionista modesto. Sí que es verdad que hay grandes fortunas que se dedican al coleccionismo y el mecenazgo, no son muchas, y luego hay un pequeño coleccionismo más modesto que es el que la crisis que hemos vivido se llevó por delante, y que ahora está volviendo a formarse. Estamos hablando de gente de mi generación, gente que tiene entre 35 y 45 años que sí que ha asimilado el arte de una manera más natural y ha decidido convertir una pasión coleccionista en una colección, en una inversión económica o un disfrute económico que ha dado pie a colecciones. Hablamos siempre de colecciones muy modestas, no grandes inversiones, conjuntos muy interesantes pero que no tienen nada que ver con las grandes colecciones latinoamericanas, ni muchísimo menos.
Escuchar entrevista:
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M: A eso iba precisamente mi siguiente pregunta, que bueno, realmente has contestado ya en parte. Siempre se dice que a diferencia de otros grandes países, ¿no? Otras grandes comunidades como es Latinoamérica, en España no hay coleccionismo en comparación. Es decir, que el coleccionismo español queda como algo nimio en comparación con lo que podemos ver fuera. Supongo que tú también apoyas esta opinión, como me acabas de comentar.
J: Sí, es que además en España siempre hay como un prejuicio al hablar de dinero, en ocasiones incluso absurdo. El coleccionista latino, porque es el más cercano y con el que nos podemos comparar, por una cuestión de compartir cultura e idioma, es mucho más ostentoso en el sentido de que no le importa dar a conocer aquello que compra, aquello que adquiere, en un sentido positivo. No lo digo con connotaciones negativas. Aquí siempre estás muy pendiente de que “si digo que hago algo, puedo ser mirado desde la envidia por otro y entonces prefiero callarme” o “prefiero no hablar de dinero” porque en el fondo es de lo que se está hablando, como dije en la entrevista que le hice a Carlos: “parece que no estás hablando de una lista de coleccionistas si no de una lista de ricos”, entonces no puedes alardear de tu dinero y eso dificulta mucho a la hora de analizar colecciones y localizar coleccionistas, y a la hora de poner en pie un proyecto como el informe de Arte Informado.
M: Comparto esa opinión, pero realmente siempre he dicho que el marcado carácter español que a veces es algo más una lacra que algo de lo que enorgullecerse, como comentabas lo dicho por Carlos en el sentido de que la gente lo ve como que hablas más de una lista de ricos que de una lista de coleccionistas, que es algo positivo para el país. Pero bueno, iba a comentarte también que precisamente hablando de esa gama de coleccionistas medios que se llevó por delante la crisis, algo en lo que estoy totalmente de acuerdo, ¿qué crees que podríamos hacer aquellos que nos movemos en el mundo del arte y la cultura, que tenemos una labor de divulgación como tú y yo, tratando de acercarlo al público medio, para que la nueva generación Millennial se acerque más al arte y no lo tenga como un activo de inversión si no como algo que les guste y les interese suficiente como mero afán coleccionista?
J: Es que es complicado porque el problema de base es educacional. Es imposible que salga un Rafa Nadal en casa de nadie si tú no estás habituado a practicar el tenis, es decir, si en tu casa no te han habituado a seguir ese deporte, no has practicado el deporte desde niño, o sea, por generación espontánea es muy difícil que surja un coleccionista si desde pequeño no te han estado inculcando lo que es la cultura, el arte, los valores del arte, si no te han llevado a museos, si no has visitado galerías. El arte es un gusanillo que se va inculcando. A lo que se suma que el propio sistema educativo tampoco te ayuda. Es decir, yo no sé ahora porque no tengo hijos y no sé lo que estudian los niños, pero yo recuerdo que cuando yo estudiaba hace 20 años tenías una asignatura de Historia del Arte y la tenías en COU. Ni siquiera en la educación básica tenías una asignatura propia de arte. Si no estás familiarizado con un contenido es imposible desarrollarlo. Con lo cual, yo parto de la base de que si te interesa el arte lo primero que debes hacer es informarte mucho, que significa visitar galerías, visitar museos, cuando además las galerías son gratuitas y los museos tienen días del espectador que también son gratuitos. No necesitas hacer una gran inversión para empezar a tener una educación en arte. Y generar esa sensibilidad solo requiere ir depurándola, yo siempre digo que no necesitas empezar una colección gastándote un millón de euros. Se puede adquirir obras mucho más pequeña, mucho más modesta, y en función de eso es cuando uno va creciendo y va depurando. Muchos coleccionistas te lo comentan, que cuando empezaron a coleccionar sus primeras obras fueron obras fallidas, en el sentido de que luego no les encajan con su colección. Pero era necesario pasar ese periodo de adquirir cosas más modestas, cosas que en ese momento sí tenían un sentido y un valor y sí que interesaban para luego lanzarte a otro coleccionismo. Luego hay que diferenciar un coleccionismo que se hace por valor de un coleccionismo que se hace por inversión económica. Los gustos y las intenciones de las adquisiciones van a ser diferentes.
M: Estoy totalmente de acuerdo. Mira, yo he estudiado hace un poquito menos que tú, tengo ahora 24 años, y me ha ocurrido lo mismo. Recuerdo que en primaria, al final de cada tema de Ciencias Sociales tienes como una mini cara de folio en la cual te hablan un poco sobre qué pasaba en la cultura y el arte de la época, y ya. Hasta Bachillerato, y no siempre, porque ahora puedes pasar perfectamente toda tu etapa educativa sin que te hablen de arte en lo más absoluto, no hay una asignatura en la que te hablen de arte. Y no solo eso, si no que intenten hacerlo agradable, sin que sea una lista de nombres, fechas y obras que aprenderte y vomitar en un examen. Coincido en que es educacional, pero sí es cierto que nosotros tenemos cierto poder para intentar algo. Hace poco comenzamos un movimiento en The Art Market que consiste en grabar a los responsables de las casas de subastas hablando sobre los lotes que tienen en ese momento a la venta, de forma que mucha gente que piensa que ir a una subasta implica tener que comprar, tener que registrarse, vea que puede ir simplemente a ver las exposiciones de una casa de subastas, igual que una galería, igual que todo.
J: Es que yo creo que el problema al final es lo que decimos, es conocimiento. Y luego, también hay en torno al propio sistema arte, la falsa creencia de que lo tienes que entender todo, que el sistema es muy complicado, y que si no entiendes algo te van a tachar de ignorante. Eso ya genera una barrera psicológica muy importante con respecto a otras disciplinas, es decir, la literatura. Uno se lee un libro y al final sacas una conclusión que además es personal porque te lo estás leyendo en tu casa. Pero la reacción ante una obra de arte en una galería o en un museo es más pública y es ese miedo de “¿esto se toca?, ¿cómo lo tengo que recibir?” y sobre todo, “¿cómo lo tengo que intelectualizar?” que muchas veces ni siquiera es necesario. Es decir, una obra de arte necesariamente no tiene por qué tener un pozo conceptual abrumador, que tengas que conocer la teoría del átomo para entender qué te están diciendo. En ese sentido es complicado. En el ámbito del arte se está mezclando cultura y mercado en la mayor parte de los casos, y eso también dificulta mucho la propia reactibilidad por parte de muchos agentes. Incluso hemos vivido como determinados partidos políticos decían que el arte era una cuestión de ricos o una cuestión elitista, es confundir una parte con un todo, un todo con una parte. El arte se envuelve de muchas complejidades que a lo mejor no afectan a otras disciplinas. Es decir, uno va al teatro y no está pensando en el mercado del teatro y sin embargo existe, o en el del cine, que es una industria, una industria como la del arte. Pero sin embargo la gente no se para a pensar en “fíjate, esto es una cuestión de ricos” o de pobres, o de élites, o de no élites. Se disfruta de otra manera, se separa mucho más lo que es la industria del disfrute estético, el goce estético, o el disfrute cultural.
“No se hace arte para la sociedad, no se hace arte para que cualquiera pueda acceder”
M: Voy a retomar un poco el tema que vuelves a sacar a colación, que es sobreentender en algunos campos de la sociedad que el arte es algo elitista. ¿Crees que el informe de coleccionistas va a ayudar a que esto no sea así, o justo lo contrario?
J: Pues a ver, lo que el informe de coleccionistas te arroja finalmente es que se han recogido cien nombres y se podrían recoger cien más. Estamos hablando de doscientas personas en un país que tiene cincuenta millones de habitantes. ¿Es elitista? Es elitista a lo mejor la adquisición, pero elitista en el sentido de que lo hacen unos pocos que sí tienes a lo mejor determinados posibles, pero es bastante precario en el sentido de que son muy pocos. Es impensable, yo lo he dicho siempre, que determinadas marcas, empresas que tenemos en España, que son grandes exportadores que tienen unos tentáculos impresionantes, no tengan una colección de arte o no apoyen la cultura. Eso en Estados Unidos es impensable. En Estados Unidos de hecho hay, por parte del individuo en si mismo, ya no te hablo de empresa, es la mentalidad anglosajona que cuando tú has alcanzado cierto estatus está en tu mentalidad el tener que devolver a la sociedad eso que te ha aportado, porque tú te has hecho más o menos un nombre o una fortuna gracias a la sociedad. Esa idea de filantropía en el ámbito anglosajón está mucho más arraigada, aquí en España no ocurre eso. Lo normal es que cada una de las grandes empresas que hay en este país tuviera un reflejo, ya no te digo una colección de arte, que inviertas en música o en la industria del cine, o en medicina, o en lo que quieras. Eso se da muchísimo menos. También es cierto que tenemos muchos más complejos, no tenemos una buena ley de mecenazgo, en fin, son muchas cosas las que confluyen finalmente. Pero creo que esa idea de la filantropía aquí no la tenemos para nada desarrollada.
M: De hecho, yo he hablado mucho en diversos podcast con Juan sobre la ley de mecenazgo y sus diversos parones, interrupciones y problemas. Pero bueno, daría para una entrevista aparte. Ya por último, para no robarte mucho tiempo, quería hacerte una pregunta que también le hicimos a Carlos para ver si tu opinión es distinta o compartís. ¿Crees que hay algún tipo de patrón en el coleccionismo español?
J: Él lo explicaba muy bien en el informe y creo que me voy a acoger a su respuesta. Aquí lo que hay son francotiradores. Cada uno hace su guerrilla por separado. Eso no quita para que si tú no has estado lo suficientemente informado, o te estás moviendo por parámetros que no son los del gusto, el deseo o el interés, no haya llevado a que al final a todos les hayan vendido relativamente lo mismo. Es decir, si todos los museos se han puesto de acuerdo para alabar a determinados nombres, o todas las galerías han estado ávidas y listas para colocarles a todos los mismos autores o las mismas piezas, lo que ha hecho que tengamos colecciones bastante homogéneas. Pero yo creo que el coleccionista español es muy heterogéneo, que cada uno hace lo que puede, mientras que en el coleccionismo latino sí ves que siguen todos los mismos patrones: empiezan a coleccionar local, apuestan siempre por lo local, se dejan instruir y siguen coleccionando a sus artistas, mientras que aquí por una cuestión de esnobismo siempre hemos pensado que si ponemos el título de una exposición en inglés es más internacional que ponerla en castellano: en fin. Eso nos lleva a dejar de coleccionar artistas nacionales para coleccionar artistas internacionales, y es lo que estamos viendo en galerías y en museos. También de eso le echo mucho la culpa a mi generación, que yo considero que somos la generación pedante más que X. Hemos sido la primera generación que ha vivido en democracia, y hemos sido la primera que ha podido educarse bien, viajar, y hacer una serie de cosas que no han podido hacer las generaciones anteriores, y eso denota un cierto esnobismo en el sentido de que necesitamos reflejar nuestros grandes conocimientos en todo aquello que hagamos. Parece que al final eres más, no sé cómo decirlo, más listo porque te sabes el nombre de cinco artistas de Soweto pero sin embargo no tienes ni idea de lo que se está haciendo en el barrio de Carabanchel que lo tienes al lado de tu casa y es donde se está gestando buena parte del arte español. No sé si me explico.
M: Realmente eso ocurre y sigue ocurriendo en mi generación. Solamente hay que ver los anglicismos que usamos día a día en nuestro lenguaje solamente por el hecho de que podemos, ¿no? Y hasta cierto punto es una manera de denostar tanto el lenguaje como la cultura española, y hasta que no seamos conscientes de que tenemos un país rico en cultura, rico en conocimientos, y que defenderlo o valorarlo, o valorar su lenguaje no es algo malo, si no todo lo contrario, no vamos a ir a ninguna parte, por desgracia.
J: Y eso lleva a un falso eruditismo también, que se refleja en textos de catálogos, en comisariados, que tampoco ayudan, dentro de estas barreras psicológicas que decíamos antes, a que la gente se acerque. Es decir, esto no se arregla porque lo está haciendo, no digo que todo el mundo, pero que la imagen que se traslada es que se hace arte para el mundo del arte. No se hace arte para la sociedad, no se hace arte para que cualquiera pueda acceder. Si que es como un leitmotiv que se repite mucho, “no, no, no, el arte realmente está al alcance de todos, queremos llegar a todo el mundo” que es lo que estás oyendo constantemente a galerías, a artistas. Pero al final el propio sistema se articula de tal manera que están trabajando para ellos mismos, es decir, y esa es una de las razones por las que a lo mejor no tenemos más coleccionistas, no tenemos más visitantes a exposiciones. Ya no te digo gente que adquiera obra, si no gente que se quiera interesar por ir a un museo o una galería porque tiene la sensación de que eso es un club privado que se está haciendo para unos pocos, no para mí, me van a dejar en evidencia en el momento en el que se me reconozca que no pertenezco a este club.
M: Sí. Para qué te voy a decir que no cuando es que sí. Es algo que vivimos los dos, normalmente, en el mundo del arte. Bueno Javier, ha sido un placer hablar contigo. Gracias por dedicarnos este tiempo.
J: Gracias a vosotros. Espero que haya servido de ayuda algo de lo que os haya podido contar.
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Especialista en pintura moderna, tasadora y perito. Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca.
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