El arte contemporáneo español, el gran ausente de TEFAF Maastricht

España mantiene sus tradicionales ventas de antigüedades en la gran feria europea pese al menor interés por este capítulo.

España aún mantiene el tipo en el mercado global del arte antiguo pese a la pérdida generalizada de interés en esta categoría y que ha terminado por beneficiar al arte contemporáneo, pero sigue llevando muy escaso arte moderno y del siglo XXI a TEFAF Maastricht, una feria cada vez más global e intergeneracional, una feria revitalizada y con un renovado interés por todo lo moderno y contemporáneo.

TEFAF Maastricht, la feria de arte y antigüedades más importante del mundo, hace gala de una calidad incomparable en su oferta. Sin embargo y hasta la llegada de Christophe Van de Weghe a su dirección este año, el certamen adolecía de cierta potencia en arte moderno y contemporáneo, que su nuevo director ha sabido subsanar. “El plan”, ha explicado Van de Weghe a Financial Times, “es hacer que todos coleccionen de todo: mezclar a los visitantes habituales de la feria con compradores de arte moderno y convertirlos también en compradores de lobras antiguas”. Sigan la pista del dinero: La gran feria del arte antiguo se mueve con los tiempos.

Seis galerías españolas –Artur Ramón, Mayoral, Diego López de Aragón, Deborah Elvira, Coll&Cortés y Caylus, han puesto el sello español a TEFAF, con un volumen de 70.000 visitantes al año y una facturación siempre superior a lo que nos cuentan, por la tradicional querencia del mercado a la confidencialidad y a no facilitar números.

La Galería Caylus, especializada en pintura antigua española e italiana, vendió en los dos primeros días de la feria, que se celebró del 16 al 24 de marzo en Maastricht, una cabeza de San Juan Bautista de Juan Alonso de Villabrille y Ron, fechada entre 1710-1720, y realizada en madera de nogal tallada y un retrato de dama atribuido a Alonso Sánchez Coello (siglo XVI), realizado en óleo sobre tabla. También vendió una Adoración de los Pastores de Antonio del Castillo y un Millares, siempre a coleccionistas extranjeros. Al poco de abrir el certamen se vendió un magnifico Barceló y una arpillera de Millares que en el stand de Caylus convivía a la perfección con el arte clásico y con otro contemporáneo, Manuel Rivera, el artista de las mallas metálicas. Ningún español entre los compradores, según confirman fuentes de la propia galería.

En la cabeza de San Juan Bautista de Villabrille y Ron, el tratamiento de la madera, modelada de manera que recuerda el barro, le ha permitido al escultor alcanzar un trágico realismo, y en ella destaca el tratamiento de las arrugas del rostro y la encrespada barba que será característica constante en muchas de sus obra. También se pueden relacionar con estas dos piezas el busto de san Jerónimo conservado en la parroquia de San Ginés de Madrid, y la terracota del cardenal Cisneros, que posee la Universidad Complutense de Madrid, explica la misma galería en la ficha de la obra.

En cuanto al retrato de dama atribuido a Alonso Sánchez Coello, el personaje, una bella joven de intensa mirada, va ataviada con una saya negra, ricamente alhajada. Una antigua inscripción al dorso identificaba a la retratada con Isabel Clara Eugenia (1566- 1633), primogénita de Felipe II e Isabel de Valois. Sin embargo sus rasgos físicos no parecen corresponderse con los de nuestra retratada y en el año 1575 Isabel Clara Eugenia tenía apenas 9 años.

La Adoración de los Pastores (hacia 1665), de la cual tampoco ha trascendido precio de venta, es una de las muchas representaciones en que Antonio del Castillo y Saavedra trató la adoración. Según informa la galería Caylus y, si atendemos al catálogo publicado por Nancarro y Navarret, encontraremos al menos siete versiones autógrafas.

En TEFAF Antiques, el galerista catalán Artur Ramón vendió un grupo de cerámicas de Talavera del siglo XVII, que formaron parte de la farmacia del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y cuya particularidad residía en que sólo podían ser vendidos a un coleccionista o institución españoles, por requerimiento de Patrimonio Nacional.

La feria fue productiva para la galería de Diego López de Aragón, que vendió un brasero de hierro del S. XII, unos bronces dorados de Torrigianni renacentistas y varias obras de artes decorativas.

La barcelonesa Mayoral, que se estrenó este año en la feria, vendió una escultura de Eduardo Chillida (Lurra – G236, 1995)  y una obra de Joan Miró (Painting, 1970) a coleccionistas privados. Jordi Mayoral, de la galería barcelonesa del mismo nombre, nos comentaba su apuesta no solo por Tàpies -el artista español más presente en la feria junto a Picasso- sino también por otros como Saura o Guerrero, muy bien representado en su galería y menos conocidos fuera.

Deborah Elvira no ha conseguido colocar ninguna de sus piezas más importantes, como una cruz de principios de siglo XVIII realizado en oro y diamantes, que ha traído de vuelta a Castellón, pero sí ha hecho mucha venta de piezas bonitas y de uso, según detalla la propia galerista.

Coll & Cortés como socios de la galería londinense Colnaghi también ha participado en la feria, pero este año han decidido por consenso con sus socios británicos no ofrecer información sobre ventas.

Entre las galerías extranjeras con piezas españolas en su catálogo, Kunsthandel Peter Muhlbauer vendió un par de rinconeras de serpentina Louis XV ormolu chino negro y lacado dorado con un top de mármol de brocatelle español de Jean-Charles Ellaume a un coleccionista privado, por 225.000 euros.  También se vendió una importante jarra de plata dorada hecha en Madrid en 1662-3, con un ticket de 150.000 libras.

Para la organización de la feria, la confianza se ha hecho notar en la renovada TEFAF 2019, tras la jornada de acceso anticipado del 14 de marzo y la preinauguración del 15 de marzo. Se cerraron ventas desde los primeros minutos de la jornada de acceso anticipado y esta tendencia continuó durante toda la Feria, con obras adquiridas por coleccionistas privados e institucionales de todo el mundo.

La misma organización cuenta que la Feria se inauguró con gran optimismo cuando la pieza central de Dickinson gallery, Femme nue couchée, de Renoir (1841-1919), fue vendida a un coleccionista privado pocos minutos después de su apertura. Este óleo sobre lienzo de gran tamaño, que retrata a la modelo favorita de Renoir, Gabrielle, dominaba la parte frontal del stand de Dickinson y despertó gran interés entre los visitantes. Una casa de muñecas del siglo XVIII, conocida como La casa de Anna Maria Tripp, que ha permanecido en la misma familia durante muchas generaciones desde el momento en que fue fabricada, se presentaba por primera vez en el mercado y fue vendida por John Endlich Antiquairs a una fundación que la cederá a un museo neerlandés en un préstamo a largo plazo.

 

Art Market Bloggers:  

 

Marta Molina

Marta Molina es periodista especializada en Economía y una apasionada amante del arte.

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