René Magritte

René Magritte nació en Lessines, Bélgica el 21 de noviembre del año 1898 y falleció en Bruselas el 15 de agosto de 1967. Fue un pintor belga que, durante su primer período estuvo fuertemente influido por la figura de Giorgio de Chirico y por la atmósfera misteriosa de sus pinturas. Conocido por sus ingeniosas imágenes, pretendía con su trabajo cambiar la percepción condicionada de la realidad y forzar al observador a hacerse hipersensitivo a su entorno.

Magritte dotó al Surrealismo de una carga conceptual basada en el juego de imágenes ambiguas y su significado denotado a través de palabras, poniendo en cuestión la relación entre un objeto pintado y uno real. Más tarde entró en contacto con la vanguardia parisina del momento, presidida por André Breton, y comenzó a desarrollar un surrealismo que iría evolucionando con los años hacia un estilo muy personal, cuyos símbolos giran con frecuencia alrededor de la relación entre el lenguaje y sus objetos.

La vida de Magritte estuvo marcada por tragedias y entornos complicados, como el suicidio de su madre y la Segunda Guerra Mundial, lo que modeló su pensamiento y su quehacer artístico significativamente. En cuanto a su personalidad, se caracterizó por ser juguetón y fantasioso en su juventud; excéntrico, provocador y egocéntrico en su edad más adulta. Dueño de un enorme don y control en el manejo del pincel, Magritte forjó un catálogo de obras muy particular, que recuerdan al estilo desarrollado de Dalí, aunque menos grandilocuente.

Realizó sus primeros cursos de pintura en Châtelet. En 1915 comienza a hacer sus primeras obras en la línea del Impresionismo. Entre 1916 y 1918, estudia en la Academia de Bellas Artes de Bruselas y expone por primera vez en el Centro de Arte de Bruselas en 1920, junto a Pierre-Louis Flouquet, con quien comparte un estudio. Tras el servicio militar trabaja temporalmente como diseñador en una fábrica de papel. En 1923 participa con Lissitzky, László Moholy-Nagy, Lyonel Feininger y Paul Joostens en una exposición en el Círculo Real Artístico. Su obra del período 1920-1924, por su tratamiento de los temas de la vida moderna, su color brillante y sus investigaciones sobre las relaciones de la forma tridimensional con la superficie plana del cuadro, muestran influencias del Cubismo, del Orfismo, del Futurismo y del Purismo.

Deseando ser alguien en el mundo artístico, Magritte se embarcó en varios movimientos pictóricos, siendo el Surrealismo donde más cómodo se sintió. Aunque en un principio se unió al manifiesto surrealista de los fundadores en los años 40, no encontró la fama, sino que esta le vino a posteriori, en la década de 1960, cuando sus trabajos ganaron popularidad en Estados Unidos, llegando a ser muy influyentes en movimientos modernos como el Pop Art y el arte conceptual neoyorquino.

Los cuadros de Magritte no son revelaciones ni jeroglíficos cuyo sentido hay que descifrar. No hay otro enigma en “Los amantes” de 1928 que el de sus rostros desconocidos, aludiendo quizá a la imposibilidad de saber quién es el otro. Magritte manipula imágenes cotidianas como un juego con el que quiere devolvernos la frescura de la mirada. Las obras de Magritte son en no pocas ocasiones reconocibles a primera vista, ya que fue pródigo en la utilización de motivos recurrentes, algunos de ellos son: manzanas verdes, rostros cubiertos, sombreros de bombín, y la propia persona del artista retratado de mil formas.

Entran en el juego significados de gran cantidad de elementos, los principales son el relato bíblico de la manzana de Adán y la vida contemporánea en la Europa de aquel entonces, lo último patente en el atuendo del personaje. Magritte parodió además en ocasiones cuadros célebres, creando de los mismos una especie de versión surrealista.

Desde 1953 expone frecuentemente en la galería Alexander Iolas de Nueva York, París y Ginebra. Se organizan retrospectivas sobre su obra en 1954 en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas, y en 1960 en el Museo de Arte Contemporáneo de Dallas y en el Museo de Bellas Artes de Houston. Viaja por primera vez a Estados Unidos en 1965, con motivo de una retrospectiva que le dedica el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Durante el año siguiente viaja a Israel. Murió en Bruselas el 15 de agosto de 1967, pocos días después de la inauguración de una importante muestra de su obra en el Museo Boymans Van Beuningen de Róterdam.

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