Los años de la Pantera: Cartel de “Cat People” a subasta en Heritage Auctions

El cartel de William Rose de la película Cat People (Jacques Tourneur, 1941) que va a subastar Heritage Auction, los días 7 y 8 de abril, con un precio de salida de 4.000$,  es una buena oportunidad para hacerse con un bonito recordatorio para estos tiempos de revolución feminista. La imagen carece de la pegada visual de Rosie the Riveter (We can do it) como icono del empoderamiento femenino, pero además de su encanto artístico, ofrece un sutil aviso de que, cuando ellas afilan sus garras y desatan su furia, a los machos cazadores de trofeos amorosos de la industria del cine, sus anticuados fusiles no les van a servir de mucho en la oscuridad de la jungla…

Cat People anticipaba ya este conflicto femenino que avanzaba lenta e inexorablemente durante el siglo XX; el poder desarrollar una personalidad fuerte, alejada del papel asignado a la mujer casi nada más nacer. Mujeres querían ser dueñas de su sexualidad y orgullosas de cuestionar el papel de esposa, madre o regazo servil del hombre, de todo aquello que no encaje necesariamente en el canon familiar establecido.

El crack del 29 provocó un descenso de público a las salas de cine, y se requerían con urgencia fórmulas que arrastraran de nuevo las masas al cine, que fomentaran la atención del gran público y la serie B fue, indiscutiblemente, una de las mejores ideas comerciales y artísticas de la historia del cine.

La serie B se utilizó como un “extra” a un nuevo modelo de proyección, a priori irresistible: dos películas al precio de una. El plato principal era el gran estreno y junto a él se proyectaba una película más barata (no podían exceder los 150.000 dólares ni superar los 75 minutos de metraje), una película “pequeña”, que no podía permitirse efectos especiales ni actores de primera fila, y que se rodaban a un ritmo frenético, aprovechando escenarios y atrezzo de otras películas. Curiosamente esta película sacó a la RKO de la ruina (mientras que la gran apuesta de la RKO, Ciudadano Kane recaudaba 550.000 dólares, Cat People hizo caja de 4 millones de dólares).

Y con esas caristías Tourneur y el famoso productor de la RKO Val Lewton se revelaron como unos verdaderos artesanos, produciendo sistemáticamente joyas donde otros firmaban productos mediocres. Un cine donde la sutileza y la ambigüedad sustituían a los monstruos clásicos de la Universal. Tourneur y Val Lewton preferían – o no les quedaba otra – la metáfora y el psicoanálisis, sugerir a mostrar. Explotar los monstruos del subconsciente en lugar de engendros verdes o peludos. Aunque esto ya se había hecho antes (Fritz Lang fue pionero y declaró “no hay nada que atemorice más que lo que la mente es capaz de imaginar por sí misma”). Y estos dos tipos listos y talentosos hicieron suya esta premisa; Los escenarios eran intimistas, jugaban con atmósferas amenazantes de luces y sombras, y apostaban por historias de diversas lecturas, en contraposición a la simpleza argumental de la Universal. El mismo Tourneur declaró que los monstruos clásicos “tan solo mostraban la superficie de las cosas”.

El argumento de la película es sencillo pero lleno de interpretaciones. Irena Dubrovn, una figurinista servia, pasa mucho tiempo en el zoo dibujando panteras. Allí entabla amistad con Oliver Reed, un ingeniero naval. Enseguida Irena le invita a su casa a tomar café y allí le cuenta una vieja leyenda de su país en el que el rey Juan liberó a su pueblo de los adoradores de Satán, pero hubo quienes consiguieron escapar. Oliver se enamora de ella a pesar de su extraña fijación por semejantes historias, pero pronto se da cuenta de que la cosa va a más y le aconseja que visite a un psicólogo para que le ayude a superar sus miedos, cosa que no sucede. Oliver poco a poco se aleja de ella y comienza a verse con una compañera de trabajo, Alice Moore, lo que desata los celos de Irena, quien finalmente sucumbe a sus instintos reprimidos.

La lectura feminista es evidente. En el cine clásico los personajes femeninos suelen ser un complemento de los masculinos, aunque hay excepciones, y La mujer pantera es una de ellas. En Cat People las cosas se juegan entre mujeres.

La pantera siempre se ha relacionado con las fuerzas del mal que habitan el interior de los hombres, y más concretamente de las mujeres. Los griegos tenían este animal como dionisíaco; las ménades del cortejo de Dioniso-Baco vestían con pieles de leopardo y se creía que estas mujeres, en pleno frenesí por la embriaguez sexual podían convertirse en panteras. Se trata de una metáfora recurrente de represión de una fuerza que amenaza con alterar el orden de la civilización.

En la película Irena tiene en su casa una escultura del rey Juan de Serbia atravesando con su espada una pantera (La figura del buen rey protegiendo a su pueblo de los perversos hombres felinos). Parece que es una figura protectora para ella, pero de forma contradictoria su casa está llena de elementos que la atan a su lado oculto: multitud de símbolos felinos; el biombo art-decó de una pantera, un cuadro de Goya que es el retrato del niño Manuel Osorio, donde unos gatos lo observan maliciosos. El director juega con los símbolos felinos constantemente. Como cuando vemos a Irena arrodillada junto al sofá donde dormita Oliver, ella aparece rodeada por una línea que forma el respaldo de un sillón de orejas y cuyo perfil forma una silueta felina en su cabeza. También tenemos esta simbología del conflicto de Irena en los dibujos recurrentes que hace de una pantera atravesada por un gran puñal (un evidente símbolo fálico… ) O la jaula de la pantera negra del zoo, refugio de la bestia que ella no puede dejar de visitar, como si interiormente el control de la bestia prisionera la apaciguara.

Esta personalidad reprimida de Irena encuentra una complicidad en la escena donde la pareja celebra su banquete de boda. Una misteriosa mujer solitaria que viste de negro, una mujer de rostro felino, atractiva e inquietante se acerca a la mesa donde están los comensales y dirigiéndose a Irena, exclama: “¿Moia sestra? ¡Moia sestra?!” (“¿Hermana mía? ¿Hermana mía?”). Algunos han querido ver en este gesto un símbolo de lesbianismo. La misteriosa mujer, mayor y más experimentada que Irena, tiene el rostro aún más felino. Una verdadera pantera. Irena, más bien parece una gatita asustada. Uno de los comensales exclama despectivamente al ver a la misteriosa mujer: “parece un gato”.

Irena es una mujer que desea vivir en libertad. No teme pasear sola de noche en la gran ciudad, y da muestras de una “modernidad” clara cuando, al conocerse la pareja, ella no espera a ser cortejada y asume un rol activo. Luego aparecen sus miedos y su negación a consumar el acto sexual. La película causó mucha sensación entre el público por la insistencia de la protagonista de oponerse a los deseos masculinos. En una escena, tras negarle ella un beso, Oliver le dice: “Eres tan normal que te vas a casar conmigo y contarás esos cuentos a nuestros hijos” y así, abrazados castamente, funde a una escena nevada (símbolo de la frigidez, de frialdad). Hacia el final de la película, Irena roba la llave de la jaula de la pantera y libera a la pantera, libera su lado bestial.

La actriz protagonista, Simone Simón (dos letras iguales – dos “S” en su nombre y apellido – como en los superhéroes de Stan Lee) también fue una mujer “moderna”, salió de su pueblo para marcharse a París donde trabajó como modelo, actriz y diseñadora de moda. Siempre se mantuvo soltera y según su camarera, le daba las llaves de su casa a cualquier hombre que se interesara por ella. Durante la II guerra mundial mantuvo una relación con el agente doble Dusko Popov, y su magnetismo y fuerza la llevaron a la meca del cine y ser una de las pioneras del cine europeo en Hollywood, donde incluso se permitió declarar que Cat People no era su mejor película por dar demasiado importancia a la cámara antes que al trabajo de los actores.

Robert Álvarez Gamero
Entusiasta del cine y guionista freelance. Escribiendo sobre la comercialización de objetos de cine en subastas. Diplomatura y seminario de guion de cine y televisión en la Factoría del Guion de Madrid.
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