11 Ago La polémica sacude la venta de ¿Cuando te casarás? de Paul Gauguin
El protagonista del mercado del arte hoy es ¿Cuándo te casarás?, un lienzo de Paul Gauguin que data del año 1892. No hace mucho que supimos de él, orquestado a bombo y platillo, cuando se convirtió en la obra de arte más cara de la historia en marzo del año 2015 en una venta privada (hace nada, realmente), al venderse por nada más y nada menos que 210 millones de dólares: es la tercera obra más cara del mundo, detrás de Jugadores de cartas de Paul Cezanne (250 millones de euros en 2011) y de Intercambio de Willem de Kooning (300 millones de euros el pasado año).
Los rumores apuntaban a que había sido adquirido por la familia real de Catar, en una venta protagonizada por su hasta entonces propietario, Rudolf Staechelin, conocidísimo coleccionista suizo. Llevaba en su colección más de cien años, después de ser adquirido por su abuelo. Este rumor nació en The New York Times, y lógicamente fue más bien poco discutido. Los medios especializados decidieron no discutir al gran periódico estadounidense y corear la venta, mientras que la familia real (también de manera coherente) guardaba un silencio: ni confirma ni desmiente.
Aquí entra en escena la polémica, en algo que en principio parecía una venta limpia y sin incidentes. Simon de Pury, que para los lectores que no lo conozcan es uno de los grandes subastadores y expertos de arte del último siglo (cofundador de Phillips, entre otros méritos), reclama a Staechelin 10 millones de dólares, que se dice pronto, en concepto de comisión por la venta del Gauguin.
En principio parece que no existía un contrato escrito entre ambos hombres de cara a esta transacción, pues el abogado de de Pury, el señor Cohen, ha explicado en la vista que «aunque en las transacciones comerciales no son frecuentes los contratos orales, en el mercado del arte los contratos orales sí lo son puesto que funciona al estilo de caballeros, basado en la confianza mutua». La historia parece radicar en un asunto de contactos. De Pury pone en contacto al señor Staechelin, amigo desde niño, con el emir Tamin bin Hamad al-Thani precisamente de cara a esta venta. Rudolf Staechelin, en ese momento, reclamaba 250 millones de dólares por la venta del lienzo, y el emir optó por no llegar a un acuerdo debido a que le pareció sumamente excesivo. Esto ocurrió en 2012.
En 2014, el mismo Simon de Pury acudió de nuevo a esta posible transacción. Parece que el jeque había decidido ofrecer 230 millones, aunque finalmente el acuerdo se cerró en 210 millones: la obra pasaba a manos de una sociedad limitada que dirigía Guy Bennet, un antiguo directivo de la casa de subastas Christie’s, pero perteneciente efectivamente a este jeque catarí. Entrando en la defensa de Staechelin, se aduce que con esta oferta de 210 millones, cuarenta menos que lo pedido por el coleccionista, de Pury estaba renunciando de manera verbal a su comisión como intermediario, cosa que él niega, al igual que la opción de otras posibles ofertas más altas que las del catarí. Se ha cerrado ya el juicio en el Alto Tribunal londinense, pero no conoceremos la sentencia hasta pasado el verano. Como en España, en agosto el mundo jurídico se paraliza en Gran Bretaña.
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Especialista en pintura moderna, tasadora y perito. Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca.
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