Loving Vincent

Dorota Kobiela y Hugh Welchman han generado un hito. Dúo creativo y unos directores espectaculares, todo este talento volcado en la creación de un titán cinematográfico y artístico: Loving Vincent. Es la película del mes, y probablemente del año, en el panorama artístico. Durante siete años han estado generando con un infinito cariño y cuidado una obra de arte a nivel pictórico y cinematográfico, situada en un lugar tan fronterizo que mezcla ambos géneros artísticos hasta casi su completa fusión… si es que es posible.

Loving Vincent

 

Loving Vincent es una película pintada al óleo, que comenzó con ideas de Kobiela para dar vida a un homenaje a Van Gogh de una forma especial, distinta, y que se tornó en un proyecto de gran magnitud cuando Welchman entró en el plantel. Enteramente pintado al óleo, todos y cada uno de los fotogramas de la película han sido pintados con la técnica del óleo. Cada fotograma es una obra de arte en si misma siguiendo el estilo de Vincent van Gogh en su más grande homenaje. Y entre medias, hay 94 obras del artista representadas en detalle en el film: conocemos dónde estamos, lo conocemos porque son obras de Van Gogh, pero más detalladas que nunca.

Es la creación de dos mentes artísticas y de más de 120 pintores internacionales que llevan siete años creando obras de arte para un fin mayor. Reiteramos que cada fotograma es puro óleo, lo que implica que por cada segundo de la película hay doce obras de arte detrás, lo que nos da un total de 65.000 pinturas al óleo generadas en exclusiva para la creación de este largometraje. Después, por supuesto, de haber grabado las escenas con los actores antes de convertirlas en obras de arte.

Loving Vincent

En cuanto a la ambientación narrativa de la película, nos recuerda inevitablemente a Orson Wells y su Ciudadano Kane. Un año después de la muerte de Van Gogh, el hijo del cartero intenta llegar a entregar la última carta del mismo a su psiquiatra, el doctor Gachet. Para ello viajará a Auvers-sur-Oise tratando de reconstruir los últimos días de la vida de Van Gogh. Una estructura lineal cubierta por completo de flashbacks que pretenden mostrarnos así cómo fue su vida y su muerte.

Radicalmente distinta a lo que fue en su día El loco del pelo rojo (1956), dirigida por Vincent Minelli, y Van Gogh (1991), de Maurice Pialat, no se limita a contarnos de una forma linealmente biográfica la vida y obra de Vincent van Gogh, si no que mediante su estructura y, sobre todo, su planteamiento artístico, se convierte en una película independiente con un claro peso en el panorama cinematográfico del año 2018.

En cuanto al reparto, vemos a Jerome Flynn (doctor Gachet), Saoirse Ronan (hija de Gachet), Robert Gulaezyk (Vincent van Gogh),… Que combinado con la absoluta genialidad que es la película al completo, con todos sus matices, ha sido ya premiado con una nominación a los Globos de Oro y otra a los BAFTA, aunque aún tenemos que esperar a las nominaciones de los Óscar (24 de enero).

Gracias por tu buena carta y el billete de 50 francos que contenía. Ya que esto va bien, que es lo principal, ¿por qué insistiré sobre las cosas de menor importancia? Antes de que hay oportunidad de hablar de asuntos con la cabeza más reposada, pasará probablemente mucho tiempo. Los otros pintores cualquier cosa que piensen, instintivamente se mantienen a distancia de las discusiones sobre el comercio actual.

Pues bien, la verdad es que solo podemos hacer que sean nuestros cuadros los que hablen. Pero sin embargo, mi querido hermano, añado que siempre te he dicho -y te vuelvo a decir todavía otra vez con toda la gravedad que pueden dar los esfuerzos del pensamiento asiduamente fijo para tratar de hacer tanto bien como se pueda- te vuelvo a decir aún que yo consideraré siempre que tú eres algo más que un simple marchand de Corot, que por mediación mía tienes tu parte la producción misma de ciertas telas que aun en el desastre guarda en su calma.

Porque nosotros estamos aquí y esto es todo o por lo menos lo principal que puedo tener que decirte en un momento de crisis relativa. En un momento en el que las cosas están muy tirantes entre marchands de cuadros de artistas muertos y de artistas vivos. Pues bien, mi trabajo; arriesgo mi vida y mi razón destruida a medias –bueno-, pero tú no estás entre los marchands de hombres, que yo sepa, y puedes tomar partido, me parece, procediendo realmente con humanidad, pero ¿qué quieres?. Vincent van Gogh a su hermano Theo. Su última carta, que no llegó a enviar y que es el motor de trama de este largometraje.

Enlace a entrevista con Hugh Welchman

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