Focus Arte Latinoamericano. Un repaso a vuelapluma

Hablar de arte latinoamericano significa hablar de un universo material y simbólico que es expresión de un subcontinente enorme, complejo y muy variado. Un subcontinente poblado por más de 600 millones de personas, que se extiende, por más de 22 millones de kilómetros cuadrados, del Océano Atlántico al Océano Pacifico, desde México hasta la Tierra del Fuego. Donde se encuentran islas y mesetas, lagos y desiertos, selvas que parecen ilimitadas y metrópolis desmedidas.

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Arte Latinoamericano

Hablar de arte latinoamericano implica hablar de muchos tipos de arte, abarcando un sinfín de artistas, tendencias y movimientos. Significa hablar de contradicciones y sincretismos, colonizaciones y emancipaciones, emigraciones e inmigraciones, exploraciones y explotaciones, violencia y amor, acogida y desarraigo. Significa hablar de un dialogo constante con la cultura europea, y especialmente con los movimientos de vanguardia, pero también con la cultura de la otra mitad de continente, y especialmente con Estados Unidos. Este diálogo (a veces no carente de tensiones) está siendo cada vez más caracterizado por una distancia objetiva y una mirada crítica, que buscan poner en valor una identidad propia y autóctona, única e independiente.

A lo largo del siglo XX, muchos artistas latinoamericanos alcanzaron un posicionamiento de excelencia dentro de la historia del arte moderno y contemporáneo. Entre otros, podemos recordar a Joaquín Torres García (1874-1949), Diego Rivera (1886-1957), Tarsila do Amaral (1886-1973), Wilfredo Lam (1902-1982), Antonio Berni (1905-1981), Frida Kahlo (1907-1954), Remedios Varo (1908-1963), Roberto Matta (1911-2002), Leonora Carrington (1917-2011), Alejandro Obregón, Jesús Rafael Soto (1923–2005), Hélio Oiticica (1937-1980), Fernando Botero (1932) o Luis Camnitzer (1937).

Con el cambio de siglo, hemos asistido a un proceso de importante aumento del interés por el arte latinoamericano a nivel internacional, tanto por parte del mercado, primario y secundario, como por parte de la crítica y del público. Esta atención especial ha sido impulsada y sostenida, en buena medida, por la difusión de la teoría poscolonial y por el declive del etnocentrismo y el eurocentrismo en la cultura globalizada del siglo XXI. Cada vez más artistas y creadores latinoamericanos se están imponiendo dentro del sistema del arte mundial. Solo a modo de ejemplo (sería imposible redactar aquí un elenco exhaustivo) podemos mencionar nombres tan afirmados como Sebastião Salgado (1944), Cildo Meireles (1948), Mario Testino (1954) Alfredo Jaar (1956), Luis González Palma (1957), Doris Salcedo (1958), Vik Muniz (1961), Gabriel Orozco (1962), Jorge Pardo (1963), Rafael Lozano-Hemmer (1967), Tania Bruguera (1968), Bosco Sodi (1970), Os Gêmeos (Otavio y Gustavo Pandolfo, 1974), Regina José Galindo (1974), Glenda León (1976), Wilfredo Prieto (1978), Federico Herrero (1978) o Óscar Murilo (1986) entre otros muchos.

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A nivel expositivo, en los último lustros, hemos asistido a una importante revalorización (casi un revival) del arte latinoamericano, a través de destacados eventos internacionales como New Perspectives in Latin American Art: 1930-2006, que tuvo lugar, entre 2007 y 2008, en el MoMA de Nueva York. En esta exposición se presentaron al público fotografías, dibujos, esculturas y pinturas pertenecientes a las colecciones del museo norteamericano. Entre otros, se exhibieron obras de Joaquín Torres García, Hélio Oiticica, Lygia Clark, Lygia Pape, Carmen Herrera, Willys de Castro, León Ferrari, Gego, Waltercio Caldas, Anna Maria Maiolino, Arturo Herrera, Gabriel Orozco, Carlos Garaicoa y Santiago Cucullu.

También en España el interés por el arte latinoamericano ha ido aumentando, con una serie de exposiciones que atrajeron a cada vez mayor audiencia de público. Entre otras, cabe destacar Versiones del Sur, un conjunto de cinco exposiciones dedicadas al arte latinoamericano y celebradas, de modo simultáneo, en el edificio Sabatini del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), el Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal de Madrid, entre finales del 2000 y principios del 2001. También podemos recordar dos importantes exposiciones organizadas por la Fundación Juan March: Tarsilia do amaral en 2009 y América fría. La abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973) en 2011.

Recientemente, según artprice.com, la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, anunciada en diciembre de 2014, habría impulsado aún más el proceso de valorización internacional del arte latinoamericano. A raíz de este evento, grandes museos, como el Guggenheim y el MoMA de Nueva York, el Centro George Pompidou de París o la Tate Modern de Londres, habrían empezado a recolectar obras latinoamericanas a través de fondos de adquisición especializados (como los importantes fondos latinoamericano y caribeño del MoMA). Muy significativa, a este propósito, es la inauguración, en 2015, de la gran retrospectiva itinerante dedicada a Wifredo Lam. Tras ser presentada por primera vez en el Pompidou (septiembre 2015-febrero 2016), la exposición pudo verse posteriormente en el Reina Sofía (abril-agosto 2016) y actualmente en la Tate Modern (del 12 de septiembre de 2016 al 8 de enero de 2017).

Hablando de mercado, uno de los escaparates más importantes que hay en este momento en Europa para el arte latinoamericano (si no el más importante) es la feria internacional de arte contemporáneo ARCOmadrid. En 2017 ARCO celebrará su 36 edición (del 22 al 26 de febrero) y tendrá a Argentina como país invitado. Una vez más, Latinoamérica jugará un papel protagonista dentro de la oferta de la feria, siendo una de las principales representaciones internacionales (del 67% que alcanzará la participación internacional, el 32% estará representado por galerías latinoamericanas).

Desde siempre, ARCO se propone como referente para el arte latinoamericano y como puente ideal entre el Nuevo y el Viejo Continente. En 2015 el país invitado fue Colombia, en 2008 Brasil y en 2005 México. Asimismo, hace tiempo que se vocifera sobre la exportación a América Latina de la marca ARCO en el próximo futuro. Los rumores no han sido desmentido nunca. Es más, en una entrevista que le hice el año pasado, el director de la feria, Carlos Urroz, me dijo claramente que esta es una opción posible, no descartando así que una versión latinoamericana de ARCO pueda ser el próximo paso, tras el reciente lanzamiento de ARCOlisboa (de por sí ya una primera puerta abierta hacia América Latina, debido a la tradicional cercanía histórica y cultural que existe entre Portugal y Brasil).

A nivel secundario, el mercado latinoamericano es un mercado claramente en crecimiento. En los últimos años, las casas de subastas internacionales más importantes, como Phillips, Sotheby’s y Christie’s, están dedicando cada vez más sesiones temáticas al arte latinoamericano, a través de departamentos especializados en este tipo de oferta. Valores seguros como Wilfredo Lam, Leonora Carrington o Roberto Malta entre otros están siendo adquiridos por coleccionistas dispuestos a pagar precios muy importantes para sus obras.

Como afirman desde la propia casa de subastas, el departamento de arte latinoamericano de Phillips está viviendo un periodo de crecimiento exponencial, con un incremento de ventas totales, entre 2009 y 2015, del 305%. En noviembre de 2015, el departamento alcanzó su record de ventas hasta la fecha y por primera vez se incluyeron en una subasta de arte latinoamericano obras de artistas mujeres vivas. Untitled de Doris Salcedo se vendió en 665 mil dólares (algo más de 618 mil euros), mientras que O Moderno de Beatriz Milhazes alcanzó la cifra de 1.265.000 dólares (1.176.450 euros).

Por su parte, Christie’s tiene el record de venta en subasta de la pieza más cara de arte latinoamericano hasta la fecha. Se trata de Trovador, del mexicano Rufino Tamayo, que en mayo de 2008 se adjudicó por 7.209.000 dólares (6.704.370 euros). También cabe mencionar el cuadro La revuelta de los contrarios de Roberto Matta, adjudicado en Christie’s de Nueva York, en mayo de 2012, por 5.010.500 dólares (4.659.765 euros). Esa misma semana y en al misma ciudad, una obra de Wilfredo Lam marcó el récord de venta más cara del artista cubano hasta la fecha. Su cuadro al óleo Ídolo. Oya, divinidad el aire y de la muerte (1944) se vendió en Sotheby’s por 4,5 millones de dólares (cerca de 4,2 millones de euros).

Según artnet.com, las ventas en subastas de artistas latinoamericanos vivos representan, en total, cerca de un 2% del mercado global. Entre enero de 2011 y marzo de 2015, sus ventas han alcanzado los 261 millones de dólares. De esta cifra, cerca de un 80% (209 millones de dólares) ha sido realizado a través de ventas de obras de los primeros 50 artistas vivos. Entre ellos, destaca de madera preponderante Fernando Botero, quien por sí solo, entre 2011 y 2015, vendió obras por un total de 79 millones de dólares: cuatro veces el valor alcanzado por el segundo de la lista, Carlos Cruz-Diez, cuyas obras se vendieron por un total de cerca de 18,5 millones de euros.

Según la misma fuente, los 10 artistas latinoamericanos vivos más cotizados, en el periodo 2011-2015, son: Fernando Botero (Colombia), Carlos Cruz-Diez (Venezuela), Vik Muniz (Brasil), Beatriz Milhazes (Brasil), Adriana Varejão (Brasil), Óscar Murillo (Colombia), Gabriel Orozco (México), Francisco Toledo (México), Tomás Sánchez (Cuba) y Cildo Meireles (Brasil).

El arte latinoamericano está viviendo un periodo de gran energía y vitalidad, tanto a nivel creativo como a nivel de recepción por parte del público y del mercado. Y, de cara al próximo fututo, cabe esperarse que esta tendencia al alza seguirá creciendo.

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Art Market Bloggers:  

Nicola Mariani (Perugia, Italia, 1972)

Sociólogo y crítico de arte independiente, vive entre Madrid y Malta. Es especialista en Arte Contemporáneo, Sociología del Consumo y Marketing. Autor de artículos y ensayos, ha impartido ponencias y seminarios. Actualmente es Social Media Manager y responsable del blog corporativo de la casa de subastas española Durán Arte y Subastas. Es blogger oficial del Museo Vivanco Cultura de Vino y colabora con la revista de arte y cultura contemporánea Input. Compagina su labor de blogger y crítico con la actividad de comisario freelance de exposiciones de arte contemporáneo.

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