Nació en 1898 en Pensilvania, y siempre se consideró a si mismo no solo artista, sino escultor, pese a su gran cantidad de obra gráfica. Estudió en 1923 en la Liga de Estudiantes de Arte de Los Ángeles, y en 1925 ya realizó ilustraciones para la National Police Gazette, trasladándose a París en 1926, donde comenzó a cultivar su técnica del alambre. Sus esculturas no tardaron en alcanzar la fama en Francia y en su país de origen.

Alexander Calder, artista de los móviles

Uno de los primeros ingresos que recibió Alexander Calder fue haciendo juguetes para niños, lo cual acabó resultando en cierto modo de una dulce ironía: terminó aborreciendo encontrar sus obras actuando para niños. Esto tiene una explicación. Calder realizó una gran cantidad de móviles, y las madres de la época no tardaron en encontrarle sentido a la opción de colocarlos (copias, claro está) sobre las cunas de sus bebés para ayudarles en el sueño. Terminó por odiar esto, llegando incluso a marcharse cuando encontraba a alguna clienta agradeciéndole el móvil para su bebé. Como decíamos, es irónico, dado que incluso su preferencia por el alambre y, hasta cierto punto, su técnica, procedían de realizar joyas para las muñecas de sus hermanas cuando eran niños.

 

El desarrollo de los móviles viene relacionado con el de los stábiles. Parecen contrarios, y en cierto modo lo son: los móviles se componen de elementos colgantes que se balancean, mientras que los stábiles mantienen el movimiento de la abstracción, pero no tienen movimiento real, y por norma general representan animales. Esta estética invadió el resto de la obra y la creación de Calder, potenciándose hasta darle el nombre que ahora posee, y generando esos momentos que a él tan incómodos le resultaban para con el público de su obra.

Algo que actualmente puede parecernos algo bastante simple, sencillo y ya casi hasta manido, a él le dio la gloria. La intrusión de una forma tan sencilla y bonita del movimiento a un elemento escultórico es, en esa época, una revolución estructural en el mundo del arte similar a la ocurrida con la fuente de Duchamp, salvando las diferencias. Tras la Segunda Guerra Mundial sus móviles cobraron un tamaño y una importancia inusitada, llegando a decorar en forma de escultura de gran formato plazas de Bruselas, México D.F., Montreal o New York.

Exposiciones de Calder

La primera exposición de grandes obras de Calder tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1943, y ganó el Primer Premio de Escultura en la Bienal de Venecia del año 1952: para el año 1970 era plenamente reconocido a nivel mundial en el panorama de la escultura y el arte contemporáneos, principalmente por sus innovaciones en el campo de la escultura, introduciendo este movimiento.

Falleció el 11 de noviembre de 1976, después de colaborar en el montaje de su exposición en el Museo Whitney de Arte Americano. Falleció habiendo alcanzado el corazón y la moral de artistas y coleccionistas por igual, pero nada fue tal como la sensación de respirar por fin aire limpio tras toda una vida de contaminación al entrar en el estudio de Piet Mondrian y descubrir la abstracción.