Eduardo Chillida

Eduardo Chillida Juantegui nació en San Sebastián en el año 1924 y falleció en la misma ciudad en el año 2002. Es escultor español, considerado uno de los más importantes del siglo XX, continuador de la tradición de Julio González y Pablo Picasso y conocido por sus esculturas en hierro y en hormigón, además de por sus grabados. Nacido en el seno de una familia tradicional y de fuertes convicciones católicas, fue el tercer hijo de Pedro Chillida, militar que alcanzaría el grado de teniente coronel, y Carmen Juantegui, un ama de casa aficionada al canto que compatibilizaba sus tareas domésticas con la práctica de conciertos corales en el seno del Orfeón Donostiarra.

Fue portero de fútbol en la Real Sociedad, pero a causa de una lesión tuvo que dejarlo, comenzando a los diecinueve años los estudios de Arquitectura en la Universidad de Madrid, Aunque nunca acabaría dichos estudios, ya que, en 1947 abandonó la facultad para dedicarse exclusivamente al dibujo y la escultura, algunos de los preceptos ahí aprendidos, tales como la relación entre volúmenes y espacio, tendrían, a la postre, una importancia decisiva en la ideación conceptual de sus posteriores trabajos escultóricos.

Su actividad artística comienza en torno a 1948, buscando un ambiente creativo más propicio al que se vivía en la España franquista, por lo que se trasladó a París, donde entabla amistad con Pablo Palazuelo. Allí, además de conocer de primera mano la obra de artistas como Picasso, Julio González o Constantin Brancusi, sintió una especial fascinación por la escultura arcaica griega del Louvre. En esa primera y efímera etapa realizó en yeso y terracota una serie de esculturas aún influidas por la tradición figurativa. Con todo, aquellos sondeos artísticos no satisficieron a Chillida.

Sus primeras esculturas son obras figurativas, torsos humanos tallados en yeso como “Forma”, “Pensadora” o “Maternidad”. En todas ellas, el punto de partida es la escultura griega arcaica, pero se aprecia ya su preocupación por la forma interior además de tener un marcado sentido monumental. Los juegos de volúmenes y los valores de la masa lo acercan al lenguaje de Henry Moore. Empezó a modelar obras figurativas, pero poco a poco tendió hacia formas más abstractas. En 1949 realizó Metamorfosis, obra que ya puede ser considerada abstracta.

En 1950 regresa a San Sebastián, casándose con Pilar Belzunce y se instalan en Villaines-sous-Bois, un pueblecito francés. Cuando nace el primero de sus hijos, regresa definitivamente a San Sebastián y comienza a trabajar en Hernani en la fragua de Manuel Illarramendi, quien le enseñó los seculares secretos del arte de la forja. En Hernani, el hierro introduce un cambio fundamental en su trayectoria. Emprende entonces un ciclo de esculturas no imitativas, yendo en aumento su preocupación por la introducción de espacios abiertos. Huye de la imitación de la naturaleza y va en busca de la creación e invención. Cada una de sus obras plantea un problema espacial que trata de resolver con la ayuda del material, según las características o propiedades de este.

“Ilarriak” (1951), es su primera escultura abstracta. Significa “piedras funerarias” y está inspirada en las estelas funerarias y en los aperos del pueblo vasco. Se aprecia la relación entre la masa maciza del monolito y el espacio que señala. Esta obra supuso un antes y un después en su trayectoria artística, no sólo por la elección de los materiales mencionados, sino, sobre todo, porque en ella se asentaban, aunque de modo todavía incipiente, conceptos constitutivos de su obra posterior como el espacio, la materia, el vacío o la escala.

Centrado en el empleo del hierro ejecutó a veces unas obras de macizo aspecto y otras más aéreas. Siempre intentando captar el espacio a base de ritmos geométricos que lo estructuraban arquitectónicamente. Algunos ejemplos son “Peine de los vientos”, “Música de las esferas”, y “Espacios sonoros”. En el “Peine de los vientos” la naturaleza interviene como un elemento más, sin forzarla. Recurre al viento y al agua, intentando que todos formen parte de la escultura.

En 1957 abre una nueva etapa de experimentación. Hasta entonces, en su lenguaje predominaban las líneas horizontales, verticales y curvas y ahora adoptará ritmos lineales más movidos e inquietos, de difícil comprensión. También elabora “Rumor de límites”, “Modulación del espacio”, la serie de ensayos” Yunque de sueños”, o la serie “Abesti Goroa”. Son variadas composiciones que, asentadas en rudos bloques de granito o madera, parecen extender sus ritmos al espacio con gran ligereza, a pesar del material, que no lo oculta.

En un primer momento, el hierro fue el material preferido para la búsqueda espacial, pero posteriormente introdujo otros materiales como la madera, el hormigón, el acero, la piedra o el alabastro. En la serie “Alrededor del vacío”, emplea el acero. Chillida optará por unos materiales u otros de acuerdo a las posibilidades estructurales de los mismos. Desde la década de 1980, se especializa en la instalación de piezas de grandes dimensiones en espacios urbanos o en la naturaleza, que contraponen la masa y el espacio. La serie “Lugar de encuentros” son enormes piezas que aparecen suspendidas en el aire colgando de cables de acero. Como la “Sirena varada” en el centro de la ciudad de Madrid.

En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, en el caserío de Zabalaga, Hernani. Es una construcción tradicional vasca remodelada por el escultor y rodeada de un gran espacio de jardines que alberga la obra del artista. Le quedó pendiente el proyecto de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, pues no llegó a realizarse antes de que el escultor falleciera en 2002.

A lo largo de su vida recibió numerosos premios como el Premio Príncipe de Asturias en 1987 y la Orden Imperial de Japón en 1991. Recibió la distinción como académico de Bellas Artes en Madrid, Boston y Nueva York, y la de convertirse en Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante en 1996.

COMPRAR CHILLIDA

Dada la importancia de este artista, su obra se puede encontrar en diversas galerías de arte y casas de subasta, sobre todo su obra gráfica. En la litografía de Eduardo Chillida, aún y siendo totalmente autónoma de su escultura sí que se puede percibir un cierto paralelismo formal y conceptual. El motivo de las “gravitaciones” apareció en su obra perteneciente a los años 80. Con el paso de los años la obra gráfica de Chillida ha adquirido una gran relevancia. Organismos e instituciones han adoptado sus logos y diseños al autor. A continuación, se describen algunas galerías y casas de subastas donde podemos encontrar esta magnifica obra de este gran autor.

https://www.litografias.net/33-chillida

http://www.compradarte.com/chillida-eduardo

https://www.grabadosylitografias.com/eduardo-chillida-obra-grafica.html

No Comments

Post A Comment

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

X