El arte de Picasso y el dolor de las mujeres

[Nota del editor: Este artículo fue escrito por una firma colaboradora que ahora prefiere mantenerse anónima, TheArtMarket considera el artículo de interés y se mantiene ajeno a las opiniones del aut@r]

Mundialmente conocido por su ‘Guernica’, Pablo Picasso ha pasado a la posteridad como uno de los genios del siglo XX, caracterizado además por su férrea defensa de la izquierda. Encumbrado a lo alto de la resistencia antifranquista, Picasso se definía a sí mismo como ‘pacifista’, aunque como veremos a continuación, algunas facetas de su vida más profunda dejaron mucho que desear.

El genio y la sensibilidad que Picasso fue capaz de demostrar en su lucha artística contra la guerra se reflejan a la perfección en esas famosas palabras que pronunciara el pintor ante un oficial nazi que, en ocasión de un asalto a la casa del artista, le preguntara por la autoría del Guernica, contestando con un lapidario ‘lo hicieron ustedes’. Sin embargo, el artista se caracterizó además por su ferocidad con las mujeres, una losa que aún no se circunscribe a su arte pero que empieza, por una suerte de justicia poética, a acompañarle.

‘De usar y tirar’ sería la frase que quizá mejor sintetice la actitud que Picasso mostró siempre hacia las mujeres de su vida. El caso más paradigmático, por haber sido reflejado a la perfección en su pintura, es su primera esposa Olga Khokhlova.

Bailarina rusa de la compañía de Serguéi Diáguilev, Olga se presenta como una de las pruebas más fidedignas del comportamiento del artista con las mujeres. Tanto, que el maltrato físico al que era sometida y las constantes infidelidades se reflejan a la perfección en los cuadros del artista: basta con echar un ojo a los retratos de Khokhlova realizados por Picasso.

De sus primeros años sería ‘Retrato de Olga en un sillón’, uno de los cuadros más conocidos e icónicos. Olga aparece como una mujer alegre y llena de vida, nada que ver con la que se nos presenta en ‘Olga pensativa’, con un rostro perdido y pintado en la época en la que el artista inicia su aventura con Marie Thèrése. Habían pasado nueve años desde que se casara con la bailarina, y para entonces Marie tan solo contaba con diecisiete años.

La relación entre Marie y Picasso se hizo pública cuando varios desnudos de Marie Thèrése fueron expuestos en la retrospectiva que la galería Georges Petit dedicó a Picasso en 1932. En esos momentos Picasso abandona a Olga definitivamente, dejando embarazada a Marie tan solo dos años después. A pesar de las promesas de divorcio, el artista nunca llegó a consumarlo.

 

Cuando Maya (su nueva hija) contaba con tan solo dos meses de vida Picasso conoció a Dora Maar, artista surrealista muy reconocida en su época a la que en muchas ocasiones dejó inconsciente en el suelo después de golpearla. Poco tiempo después iniciaba una relación con Françoise Gilot (La Femme Fleur), la única mujer que fue capaz de abandonarle. A Françoise llegó a decirle que prefería una mujer muerta antes que feliz con otro.

La propia Gilot reconocía en una entrevista que decidió irse ‘antes de terminar destruida’, de pagar ‘un precio muy alto’, como había ocurrido con sus anteriores amantes, para después definirle como ‘cruel, sádico y despiadado’.

Cabría hablar, por último, de Jaqueline Roque, que se suicidó después de la muerte de la artista, al que conoció cuando él contaba con setenta y tres años de edad, frente a sus cumplidos veintisiete. De Jaqueline se dice que fue la única capaz de sostener a Picasso en el tiempo, quizá por los problemas que, derivados de la próstata, le dejaron completamente castrado. Lo cierto es que Picasso fue uno de esos hombres que dejaron un rastro de mujeres rotas tras su paso, pues no solo Jaqueline se suicidó, también Marie-Thèrése. Por su parte, Olga y Dora acabaron internadas en instituciones psiquiátricas.

Si puede separarse la obra de la vida del artista es ya la recurrente pregunta que nos asalta cuando nos acercamos a los más horribles secretos de aquellos hombres. En el caso de Picasso, fueron muchas las mujeres que le acompañaron a lo largo de su vida: cada nueva relación era un comienzo dentro de su arte, retratándolas de forma enfermiza descompuestas una vez la relación se iba apagando. No sería entonces desacertado afirmar que Picasso fue un genio construido sobre un dolor inmenso.

 

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